El sector de alimentos y de bebidas, juntos, facturan algo alrededor de R$ 500 billones al año y representan 10% del PIB. Las compañías de este segmento están en el camino para la modernización de su producción y buscan nuevos procesos. Así, con un mercado consumidor cada vez más exigente, es necesario estar siempre listo y ofrecer los mejores productos. Para esto, es necesario tener las mejores alternativas y un almacenaje que proporcione agilidad en las operaciones, respetando la estacionalidad que, a veces, aumenta la producción considerablemente.
Sin duda, el futuro del sector de alimentos y de bebidas pasa por una infraestructura que ofrezca flexibilidad, de modo que las compañías atiendan a las demandas de sus clientes y que a los ayuden a prosperar en sus negocios.